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A lo largo de la historia, ha habido mujeres que han sobresalido y dado los primeros pasos del camino hacia la Igualdad, por el que actualmente avanzamos. Nuestra ciudad, Salamanca, ha sido origen de historias y leyendas de "grandes" mujeres que dejaron su impronta en nuestra memoria. Hoy, de la mano de esas mujeres, nos trasladamos, por calles, monumentos, plazas, al pasado de una ciudad actual que quiere reconocer el derecho de la mujer a participar en todos los ámbitos de la sociedad.

 

Mujeres luchadoras

Mujeres Vacceas (220 a.c.)

 

En aquel tiempo, Salamanca era conocida como Helmántica y constituía el escenario de las luchas entre cartagineses y romanos. El ejército cartaginés conquistó la ciudad y, para evitar la resistencia y las revueltas, expulsó a los varones fuera de sus límites; sin embargo, subestima­ ron el valor y la inteligencia de sus mujeres, que solicitaron poder salir de la ciudad para reunirse con ellos. Bajo sus ropajes, escondieron las armas, que entregaron a sus maridos, compa­ñeros, hijos y hermanos, para empren­der juntos la reconquista de la ciudad. Así, consiguieron derrotar al "invenci­ble" ejército de Aníbal quien, admira­do por tan noble valentía, perdonó a la ciudad y no la destruyó.

  • En la actualidad, el Puente Romano, el Arco de Aníbal y el Verraco

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nos recuerdan este episodio de la historia en el que las mujeres tuvieron un papel decisivo en la conservación

de la ciudad.

 

 

Adentrándonos...

  • Cruzando el puente y guiados por la majestuosidad de la Catedral, llegamos a la Plaza de Anaya

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centro religioso y académico enmarcado por facultades e iglesias. En este espacio confluyen distintos personajes femeninos de distintos tiempos.

Para acceder a sus historias, tenemos que imaginar...

Una ciudad sin Catedral

 

Doña Urraca (1080-1126)

Hija del rey Alfonso VI y casada con Raimundo de Borgoña, con quien tuvo dos hijos, Sancha y Alfonso, quien años más tarde seria el rey Alfonso VII.

 

En 1102, don Alfonso VI encargó a su hija y a su esposo la difí­ cil tarea de repoblar Salamanca: vinieron gentes de Francia, Toro, Portugal, Asturias... que dieron un aire intercul­tural a la ciudad.

 

El obispo Jerónimo contó con el apoyo del rey para llevar acabo la construcción de la

Catedral.

  • Hoy es la Catedral Vieja de Salamanca.

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En 1109 murió Alfonso VI y, en contra de su voluntad, dejó el reino en manos de su hija Urraca,

que sería coronada. Era la primera vez que la sucesión del trono recaía sobre una mujer que, además, era viuda de su primer esposo. Los nobles leoneses exigieron a la Reina un segundo matrimonio y tomaron a Alfonso I, rey de Aragón y de Navarra, corno soberano. Ambos, Doña Urraca y "El Batallador", fueron proclamados reyes de León y de Castilla.

 

 

Salamanca, lugar de monarcas

 

La Catedral, iniciativa de reyes y obispos, custodia las tumbas de personajes "reales".

Cabe mencionar a la joven infanta Doña Mafalda (1191- 1204), hija de Alfonso VIII y de Leonor de Plantagenet, que murió a los trece años en Salamanca. La joven fue

enterrada en la Catedral Vieja, junto al retablo mayor que preside nuestra patrona, la Virgen de la Vega.

 

 

Por todos es conocida...

 

… la fama de Salamanca como lugar de eruditos y cultos.

 

También, la fama de una reina: Isabel la Católica (1451-1504) quien se propuso demostrar que la mujer de su tiempo estaba capacitada para entrar en los campos cultural y científico sin abandonar sus cometidos tradicionales.

 

Su relación con Salamanca fue siempre buena y, como los reyes no tenían propiedades en la ciudad, cada vez que venían de visita se hospedaban en

  • La Casa de las Conchas

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Dicen que fue en Salamanca, en donde se encontraban los mejores estudiantes del momento, donde la Reina recibió a Cristóbal Colón, que cambiaría la historia con el descubrimiento de América.

 

La Reina Isabel formuló el "Derecho de gentes", anticipando Los Derechos Humanos, y creó las escuelas palatinas, en las que reunió a los mejores maestros para instruir por igual los talentos masculinos y femeninos, algo desconocido hasta entonces.

 

Cuando su hijo, el príncipe heredero Don Juan, murió en Salamanca, la reina Isabel se entristeció tanto, que no quiso volver a la ciudad.

 

Sin duda, Isabel la Católica, fue una mujer "moderna", adelanta­da a su tiempo, que impulsó una "revolución" que situaba a las mujeres en ámbitos hasta entonces exclusivos para los hom­bres, ya que las apoyó con gran ingenio y las impulsó en el ámbito académico.

 

Llegó a oídos de la Reina la afición de una joven por el estudio y su gran habilidad para el latín: se trataba de Beatriz Galindo (1465-1534), conocida como "La Latina" debido a su agudeza en esta lengua. Isabel, gran protectora del saber, la hizo llamar a la corte para que fuera la institutriz de sus hijos, pero acabó convirtiéndose en su maestra, amiga y consejera.

 

 

La Universidad más antigua de España...

 

y una de las más antiguas de Europa. La Universidad de Salamanca acogió a las que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Lucía de Medrano, que tam­bién era latinista, y Beatriz Galindo. Esta murió con 60 años en el hospital de la Santa Cruz (Madrid), que ella misma había fun­dado, y quiso que la enterraran sin lujos, como a los pobres que allí morían.

  • La calle La Latina rinde homenaje a este personaje de la historia.

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Está situada junto a la Universidad, en el ambiente estudiantil donde ella, un día, fue reconocida por su ingenio.

 

En este escenario de estudiantes y eruditos podríamos distinguir a Feliciana Enríquez de Guzmán (1570-1647), mujer que quiso cumplir un sueño: estudiar. La dificultad de acceder a la Universidad para las mujeres no impidió a Feliciana seguir su camino. Decidida, se vistió de varón y asistía a las clases sin ser reconocida por sus compañeros y profesores... Pero se enamoró de un joven llamado Félix, lo que la obligó a declarar su sexo

  • y a abandonar la Universidad.

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Como vemos, las mujeres tenían que enfrentarse a una realidad cotidiana difícil para ellas, rompiendo los moldes impuestos e introduciendo los primeros cambios en la concepción de la vida social. Otro ejemplo de ello es el de Dolores Cebrlán Fernández Villegas (1881-1973), Nació en Salamanca y era hija de un militar salmantino, médico y profesor de Universidad. Estudió - como los hombres - Magisterio y más tarde fue maestra en Salamanca, plaza a la que posteriormente renunció para convertirse en Catedrática de Ciencias en Toledo.

 

Se trasladó a París para estudiar bio­logía en la Sorbona y, a su vuelta, ocupó un puesto de profesora en la Institución Libre de Enseñanza, en Madrid, una escuela moderna, donde se instruía a jóvenes que tornarían como modelo a su innovadora maestra. Miguel de Unamuno(1864-1936), gran amigo de la familia Cebrián,

  • se refería a Dolores diciendo que tenía "cabeza de hombre"

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"Honoris Causa"

 

Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582), Santa Teresa de Jesús, llegó a recibir el título de Doctora "Honoris Causa" por la Universidad de Salamanca y posteriormente fue designada patrona de los escritores españoles.

 

Religiosa, primera mujer nombrada Doctora de la Iglesia Católica, mística, escritora... El lugar de Santa Teresa entre los escritores de teología mística no tiene comparación, Escribió prosa, poesía, relatos breves... en todos ellos narra sus expe­ riencias personales con una visión profunda y analítica.

Fundó el convento de Monjas Carmelitas Descalzas.

 

La Villa de Alba de Tormes, lugar donde murió, la nombró Alcaldesa a título honorífico y guarda algunas reliquias de ella.

  • En Salamanca hay una escultura en la calle que lleva su nombre

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Salmantinas con “estilo”

 

La literatura ha sido el canal de expresión para algunas mujeres, campo lleno de obstáculos que han tenido que sortear para ser aceptadas en su rol de literatas. Matilde Cherner (1833-1880) fue una escritora que exploró todos los géneros literarios: poe­sía, teatro, narrativa, ensayo... y que firmaba con el nombre masculino de "Rafael de Luna".

 

Publicó numerosos trabajos en prensa que hicieron que se la considerase periodista. Interesada por las preocupaciones sociales y por el papel de la mujer en la sociedad, pidió para la mujer de su época el derecho "de aten­der por sí misma a su subsistencia y su porvenir; de ganarse un puesto honroso en la sociedad, que [...] prescinde por completo de ella, política, moral o intelectualmente hablando".

 

Matilde Cherner ganó un Concurso Literario en la Real Academia de Sevilla.

 

 

 

Carmen Martín Gaite (1925-2000) es otra mujer a la que nos enorgullece homenajear. Pertenecía a la Generación del 55, también conocida como Generación de la Posguerra. Estudió Filología en la Universidad de Salamanca Su obra recoge, en cuentos, teatro, narrativa e incluso guiones para televisión, el tema de la relación entre el individuo y la sociedad.

 

Carmen tuvo un gran éxito profesional y fue una de las escrito­ras más premiadas de la historia de la literatura española. En 1954 obtuvo el Premio Café Gijón por su novela El balneario. En 1957 ganó el Premio Nadal con Entre visillos.

 

Le fue concedido el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa por El cuarto de atrás y, años más tarde, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Estos son algunos de los más importantes galardones que Carmen Martín Gaite ha recibido y con los que se pone de manifiesto el éxito de su obra.

  • Nuestra ciudad le reserva un lugar en sus calles: una escul­tura que rememora, a una mujer no olvidada.

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Escenario de rivalidades

 

Todos los que aquí vivimos conocernos un importante episodio de la Historia de Salamanca. Hay que ubicarse

  • en la Plaza de los Bandos

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para identificar esta historia conservada en la memoria colectiva. La protagonista vivía allí y fue conocida corno "La Brava". Hablamos de Doña María Rodríguez de Monroy, mujer de una importante familia que perseguía el domi­nio de la ciudad.

 

En aquella época,Salamanca estaba dividida en dos bandos: el de San Benito - al que per‑

tenecía Doña María - y el de Santo Tomé, y entre los dos había una constante lucha.

 

Cuentan que un día, cuando jugaban a la pelota, los hijos de las familias Manzano y Monroy discutieron. En la pelea resultaron muertos los hijos de Doña María, a manos de los Manzano. Al ente­rarse de lo sucedido, ésta persiguió a los asesinos hasta llegar a Portugal; allí les mandó matar y decapitar.

 

Regresó a Salamanca con las cabezas y las depositó en las tumbas de sus hijos, enterrados en la iglesia de Santo Tomé, ya desaparecida. Fueron tiempos de disputas entre las familias nobles, que que­ rían tomar el poder. La Plaza del Corrillo separaba el bando de María "La Brava" del bando contrario por lo que se convirtió en tierra de nadie y ningún salmantino se atrevía a pisarla; por esa razón, crecía la hierba y llegó a llamarse El Corrillo de la hierba.

 

Salamanca ha sido testigo de todas estas historias acontecidas, de las acciones realizadas por estas mujeres: las que ejercieron poder, las que se dedicaron a las letras y a las ciencias, las que lucharon y las que se entregaron al ejercicio espiritual de la vida religiosa...

 

Mujeres con fé

 

Las numerosas iglesias y conventos de la ciudad recreaban la intensa vida religiosa de aquel tiempo. Para las mujeres, ingre­sar en ellos era una opción que la sociedad le brindaba como elección de vida. Allí se recluían con el compromiso de orar y dedicarse en sacrificio a Dios. Transcurría la vida tras los grue­sos muros de piedra.

 

Las Freiras comendadoras de Sancti-Spiritus

Vivían en un convento situado junto a la iglesia de

  • Sancti Spiritus

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pero, a diferencia de otros conventos, en éste sólo podían ingresar las mujeres de la nobleza. Además, no existía la clausura, por lo que podían salir a la calle y recibir visitas. El rey Alfonso X "el Sabio" les concedió el título de Comendadoras en 1268.

 

"Las emparedadas"

Según cuenta la leyenda, estas mujeres se encerraban en unas celdas en los muros de las iglesias; y se dice que en Salamanca hubo emparedadas en las iglesias de Sancti Spíritus, San Esteban, Santa María, San Sebastián y San Juan de Bárbalos. Sin embargo, hay quien dice que no estaban emparedadas y se dedicaban a visitar a los enfermos, confeccionar la ropa y paños litúrgicos para los oficios, etc.

"La Negrita"

(1676-1748) Era una princesa llamada Chicaba que fue raptada y traída de África como un exótico obsequio para el rey Carlos II. Éste se la regaló al marqués de Mancera, quien le concedió la libertad. En 1704 ingresó en el

  • Convento de la penitencia

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como sirvien­ta y se hizo famosa por tener el don de la profecía y por realizar milagros.

 

Beatriz "La Borrega"

Sucedió que el duque de Terranova tuvo una hija ilegítima, Beatriz. Vivió bajo la protección de Agustina de Arnalda y de su esposo, a quiénes consideraba como padres. El Duque la visitaba a dia­rio con su hijo, el hermano de Beatriz, hecho que ella descono­cía, y quiso la casualidad que Beatriz se enamorara del joven. El muchacho se fue a estudiar a Salamanca y Beatriz, siguién­dole,

  • ingresó en un convento de la ciudad

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Cuando le contó la verdad a su madre ésta, que no podía desvelar el secreto de sangre, le propuso que probara el hábito unos días y decidiera, Beatriz aceptó pero cuando le cortaron el pelo dijo: "¿a dónde voy a u. pues me tienen trasquilada corno una borrega?''. Por ello, comenzaron a denominarla "La Borrega".

Mujeres que dieron que hablar

 

Salamanca también recuerda a personajes populares que deja­ron huella con su hacer y su presencia en lugares de encuentro. La Plaza Mayor era el escenario de los intercambios, donde se vendía todo tipo de mercancías artesanales desde una hora muy temprana. A los vendedores que llenaban la plaza y las calles aledañas les denominaban "correcalles".

  • El mercado

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se llenaba de las voces y gritos de Romana "La Merenguera" (S. XIX), que endulzó la vida de los salman­tinos con sus "¡Merengues, rosquillas, a cuaaaaarto!".

Romana fue una mujer muy querida y respetada por todos los

vecinos de Salamanca y representa a todas aquellas mujeres

artesanas que fueron grandes emprendedoras en nuestra ciudad.

 

 

Doña Gonzala Santana (1844 -1926)

 

Doña Gonzala, además de gozar de una saneada economía, tenía una gran personalidad y no quiso casarse, hecho poco común en la época.

  • Prefirió quedarse soltera y rica, por eso la llamaban “la polli­ta de oro".

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Para ella la vida era fácil, pero sabía que para los que no gozaban de su misma fortuna eran tiempos muy difíciles. Así que decidió ayudar a los más necesitados.

 

Perdonaba los alquileres de sus fincas si las cosechas no habí­an sido buenas. Donó dinero para que construyeran un colegio y creó becas de estudio para niños y niñas pobres, a los que lla­maron los "gonzaieros". Fue una de las principales benefactoras de la cofradía de la Vera Cruz. A su muerte, con su fortuna se creó una fundación para que los más necesitados continuaran gozando de las becas de estudio.

 

 

Doña María de Ulloa y Juana Pimentel (S. XV)

  • Dos bellas mujeres que las leyendas confunden.

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Doña María de Ulloa, Señora de Cambados, fue la amante del Arzobispo Alonso II de Fonseca y Doña Juana de Pimentel la amante del Arzobispo Alonso III, hijo de los anteriores...

 

Cuando el Arzobispo Fonseca trasladó a Salamanca a Doña María de Ulloa, los nobles de la ciudad le dieron la espalda por­que no veían bien su relación amorosa. El Arzobispo, enfadado, mandó construir un castillo alejado de la ciudad, que hoy cono­cemos corno el Castillo del Buen Amor. Allí tuvieron un hijo que repitió la historia: el Arzobispo Alonso III de Fonseca y Ulloa llegó a Salamanca con su amante, la aristócrata Juana Pimentel, para visitar la archidiócesis de Compostela. Los sal­mantinos, escandalizados, no quisieron darles alojamiento.

 

Don Alonso III, enfadado, prometió construir el palacio más her­moso de la ciudad, el Palacio de la Salina, al que añadió una galería por la que paseara su amada Juana. Ordenó que escul­pieran allí caricaturas grotescas que simbolizaran a los nobles salmantinos que no quisieron hospedarla... Pero como decía­mos, es una leyenda...

 

 

La Plaza Mayor, un retrato de familia.

 

Hubo mujeres de la realeza que tuvieron gran importancia polí­tica y desempeñaron el papel de gobernadoras de Salamanca. En la Plaza Mayor', los medallones enmarcan los rostros de algunas de ellas, esposas de Reyes y Gobernadores, y nos traen a la memoria su habilidad política. Esta soberbia plaza representa el centro político, con el Ayuntamiento de la ciudad. Es el lugar idóneo para situar y encuadrar importantes episodios de la historia.

 

Doña Berenguela de Castilla (1180-1246), hija de Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra, era conocida como "La Grande" por su buen hacer como regente de su hermano, Enrique I; cuando éste murió fue proclamada Reina en las Cortes de Valladolid y renun­ció a favor de su hijo Fernando III, "El Santo". Esta "gran" mujer consiguió la unión definitiva de los reinos de Castilla y León.

 

Doña María de Molina (1260-1321) representa también un claro ejemplo de la gran labor política que algunas mujeres emprendie­ron. Actuó como regente de su hijo, Fernando IV, y posteriormen­te de su nieto, Alfonso XI, tiempo de regencia que compartió con Constanza de Portugal (¿?-1313), la esposa de su hijo.

 

María de Molina fue reconocida por el pueblo y respetada por las monarquías de la época.

 

Más tarde, fueron coronados Reyes de Castilla y León Alfonso XI y Doña María de Portugal (1313-1357). A la muerte de su marido, ordenó la muerte de su amante, Leonor, lo que provocó una guerra entre los respectivos hijos, Pedro I y Enrique de Trastámara, pretendiente al trono.

 

Durante los primeros años de reinado de su hijo, Pedro "El Cruel", la Reina apoyó al partido nobiliario francófilo. Se enfrentó a su hijo y respaldó la decisión nobiliaria de derrocarlo (Toro, 1354). Al no conseguirlo, decidió abandonar Salamanca y volver a Portugal.

 

Doña María de Portugal fue una mujer innovadora y dictó una norma que afectaba a todas las mujeres: las salmantinas no estarían obligadas a responder de las deudas de sus maridos.

 

La historia de esta época continúa con otra mujer, Juana Manuel. Doña Juana (1339-1381) fue gobernadora de Salamanca desde 1369 a 1381 debido a su matrimonio con Enrique de Trastámara, que llegó a ser rey de Castilla tras vencer a su hermano Pedro I "El Cruel". Durante la guerra, ayudó activamente a su esposo.

 

Ya Reyes de Castilla, Juana dirigió el cerco de Zamora, rendida en 1373.

 

Doña Leonor de Aragón (1358-1382) fue durante un año seño­ra de Salamanca, cargo que ostentó al suceder en 1379 su mari­do, Juan I, a su padre Enrique II de Trastámara, Su muerte en 1382 hizo peligrar la paz entre Aragón y Castilla.

 

Posteriormente, de 1440 a 1445, pasó a ser gobernadora de Salamanca Doña María de Aragón (1396-1445), casada con el Rey Juan II. Durante estos años la ciudad, al igual que el resto del reino, se encontraba enfrentada entre los detractores y los partidarios de Álvaro de Luna, principal consejero del Rey. Para tratar de aplacar estos enfrentamientos, éste cedió el gobierno de la ciudad a su esposa, quien trató de mediar entre ambos bandos pero su prematura muerte frustró sus esfuerzos.

 

Una vez aquí, en la Plaza Mayor, nos despedimos de estas extraordinarias mujeres que demostraron facetas desconocidas de la sociedad en la que vivieron. Existe una distancia temporal que nos separa pero, a la vez, un lugar común que nos acerca. Hoy hemos visitado los monumentos y rincones de nuestra ciu­dad que permiten evocar estas historias que aquí acontecieron, protagonizadas por mujeres que han dejado huella en la historia de Salamanca.

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